Print Friendly and PDF

Translate

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Pajaros fritos .048

En Madrid suelen verse con bastante frecuencia unas grandes fuentes de pájaros fritos, cubiertos con sombreretes de papel, en los escaparates de algunos colmados y casas de comidas, y la verdad que los tales pajaritos no sólo atraen la vista sino que excitan el apetito de cuantas personas pasan por el lugar donde se hallan expuestos.
Este modo de dar salida a los pájaros fué la base de una industria que explotan a las mil maravillas los golfos y chicos desocupados madrileños, quienes, valiéndose de tirabalas o de las redes, recogen gran cantidad de pájaros en las afueras de la Corte, vendiéndolos después en los mercados y casas de comidas, y exigiendo por ellos sumas relativamente grandes.
Las provincias, fieles imitadoras de las costumbres madrileñas, han echado también a los campos sus cazadores pajareros, pero la tal moda no ha cuajado, y sólo en algunas andaluzas le ven en los colmados los pájaros fritos que sirven de pretexto para beberse un par de cañas de manzanilla y preparar así los, ánimos para entonar, al compás de los acordes de la guitarra, una profunda «soleá».
Lo cierto es que los tales pajaritos saben bien, y por si hay aficionados a perder el tiempo y chupar huesecillos, ahí va la fórmula:
Se despluman los pájaros y se les corta la mitad de la cabeza, conservando adherida al cuerpo la parte que guarda los sesos.
También se les cortan las patas.
Se les da una hervidura en agua, sazonándola con sal y especias.
Cuando están tiernos, pero sin deshacerse, se les escurre el agua y se dejan secar bien.
En aceite o manteca de vacas muy caliente se fríen hasta que estén bien dorados, y se colocan en la fuente espolvoreándolos con sal muy fina, poniéndoles los sombreretes y en el centro una bandera de papel de los colores nacionales.

Aves y caza - 03 .048

No hay comentarios:

Publicar un comentario