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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Pato a la ruanesa .050.1

(Caneton á la rouennaise).

Nota.- Los autores gastronómicos exponen modalidades distintas para el plato a la ruanesa. En la región de Rouen todo el mundo se considera detentor de la mejor fórmula, y unos y otros vienen a parar a lo mismo, o sea en un salmis de pato. Este salmis tiene dos características: el pato ha de morir estrangulado (dego­llado no sirve, pues precisa que conserve toda su sangre para que tenga mucho jugo) y se ha de comer medio crudo.

Para 6 personas

Un patipollo (caneton) de kg y cuarto (después de destripado), 2 higadillos (el de pato y uno de gallina), 50 g de mantequilla, 25 g de chalotes, 1 copita de coñac, medio limón, sal, pimienta y nuez moscada.

Estrangulado el pato se despluma, se chamusca y se des­tripa como todas las aves; se frota con un trapo, se cose la abertura de abajo y se sujeta la piel dél pescuezo en la espalda (la piel del pescuezo se habrá dejado a la largura suficiente); se toman estas precauciones con el fin de que no se escape el jugo.
A continuación se arma y se sujeta como para asado.
El pato se asa al horno bien caliente, aproximadamente de veinte a veinticin­co minutos (en el supuesto de que pese kg y cuarto), y para cómo se ha de asar véase pato asado, pero con la salvedad de que ha de cocerse menos.
El jugo del pato asado ha de brotar rosado, y para condimentarlo a la ruanesa, de un color rosado más vivo; lo advierto, pues es muy importante.
Mientras tanto se prepara la salsa.
Se ponen 10 g de mantequilla en una cacerolita al fuego y cuando esté caliente se añaden los chalotes picados y los higadillos; se sazona con sal, un buen pellizco de pimienta negra molida y nuez moscada y se deja que cueza a fuego vivo 2’; a continuación se pasan los hígados por un tamiz, se recoge con cuidado todo lo pasado, ras­pando el tamiz por el revés, y se reserva en una cacerolita.
El pato se trincha según costumbre, separando los muslos y cortando el pecho en filetitos o agujas (aiguillettes).
Los filetitos se colocan en una fuen­te resistente al fuego, la cual se coloca encima de una cacerola con agua hir­viendo (para que no se enfríe la carne), y los muslos, después de sazonarlos por dentro con sal y pimienta, se terminan de asar en la parrilla; luego de asados se ponen con los filetes.
El jugo que haya soltado el pato al trincharlo se añade al puré de hígado, así como el coñac y el zumo de limón, y se pone a calentar al baño de maría, removiendo bien (no ha de hervir, pues se estropearía).
El caparazón del pato se parte en trocitos y se pone en la prensa ex pro­feso a fin de extraer bien todo el jugo y substancia que tenga.
De lo extraído se vierten por encima del pato dos o tres cdas y lo restante se añade a la salsa.
Se incorpora a la salsa la mantequilla partida a trozos, removiendo bien (ha de quedar espesa y bien ligada).
Se sirve, enviando la salsa en una salsera calentada.

Aves y caza - 03 .050

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