Se pican bien doce cebollas grandes
y se frien después en manteca, luego se dejan enfriar en la misma manteca. En
agua y sal se pone a hervir un quilo y medio de arroz y se escurre. En un
cacharro grande se mezclan la cebolla fríta, el arroz hervido y la sangre de un
cerdo necesaria y bien batida y un quilo de tocino fresco machacado; se
mezclan bien estos ingredientes agre-gando sal, pimentón, pimienta, anís,
orégano, clavillo y canela, todo en polvo.
Bien hecho el amasijo se procede al
embutido que se hará en las tripas del mismo cerdo; se cortan, se atan por un
lado y se llenan por el otro, cuidando que queden un poco vacías, se atan por
el otro extremo y luego se juntan los dos hilos para poder colgarlas cuando
estén hechas.
Una vez las morcillas están llenas
se hierven con agua y sal, se revuelven con un cucharón de madera y
pinchándolas para evitar que se deshagan.
Al cabo de una hora y media están
cocidas, se sacan, se escurren y cuelgan en un lugar seco y ventilado.
Estas morcillas se comen calientes,
fritas, cocidas en el puchero o asadas en la parrilla o al horno.
Hay lugares en Castilla donde hacen
las morcillas sin arroz y otros sin cebolla, pero la receta que damos es la más
generalizada.
Con el caldo de cocer las morcillas
sazonado con especias y con restos del brodio y morcillas, que siempre se rompe
alguna, se hace una sopa de pan muy sabrosa.
Plato tipico de Castilla
51. Embutidos