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miércoles, 10 de septiembre de 2014

Cordero a la antigua .049

En una cazuela de barro a la lumbre, freimos con aceite o manteca, el cordero -yo prefiero el costillar- hecho trozos pequeños. Cuando estén, los saco y los reservo.
En la pringue que quede, sofrío las patatas y los nabos, ya pelados y partidos, y de seguido, echo unos cacillos de caldo.
Aparte, en una sartén con tres cdas de manteca y una colmada de harina, hago una salsa espesa, que sazono debida­mente, y en la que rebozo bien los trozos de cordero.
Se pone la carne en el caldo y se deja cocer bien: hay que sacar los na­bos y las patatas, cuando se comprenda que está cocido.
Cuando el guiso esté a punto, se pone el cordero en una fuente, se rocía con el caldo que quede, y arropada con las ver­duras.

(Esta es la receta de esta semana, pero yo prefiero guisar el cordero de esta manera más sencilla: Pongo los trocejos de cor­dero, ya sazonados, en un puchero de barro, de boca y culo an­cho, y los acompaño con una cabeza de ajos, unos cascos de cebolla, una hojilla de laurel y, si tengo a mano, unos granillos de pimienta. En una sarteneja aparte, echo una pella de mante­ca de cerdo y, cuando está hirviente, lo vuelco en el puchero, que ya he puesto a la lumbre. Baño el guiso con una chorretada de vino blanco y un cacillo de caldo y lo dejo hacer, a fuego manso, hasta que la carne esté enternecida. Lo vuelco en una fuente, lo cato de sabor, y a la mesa).

Carnes - 05. - 049

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