A
Picadillo.
Desde París.
Esto de chuletas rusas es un decir, porque
como verán ustedes, pueden hacerse en todas partes, sin perjuicio de cubrirlas
con el pabellón moscovita, porque siempre adorna.
Y ahora pongan atención el maestro Picadillo y sus primorosos ayudantes Picatoste, García Larchánez y Corrosco.
Cojan ustedes, si les da la gana, carne de
pollo asado, carne, de ternera que previamente haya sido compuesta de algún
modo -estofada por ejemplo, tocino cocido y miga de pan mojada en caldo.
Todo esto se pica muy menudo, se, amasa con un
huevo balido y se sazona.
Con la masa se forman unos triángulos
isósceles, -¡lo que uno sabe!, que puedan caber decorosamente en un plato y aun
dejar al comensal con ánimos de repetir si come en familia.
Estos triángulos, que me parece que dije que
se llaman isosceles, se envuelven en harina y huevo y se frien en manteca
fresca.
En esta manteca, que ha servido para freír tan
exóticas y originales chuletas, se dora una poca harina, se sazona y se vierte
en la fuente.
Encima se colocan las chuletas.
Voilá tout. Ahora
sólo falta que hagan ustedes la prueba y no les gusten.
LEÓN RODRIGO.
París, Diciembre, 1902.
(De El Noroeste, periódico de La Coruña).
Carnes - 05. - 048
No hay comentarios:
Publicar un comentario