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miércoles, 10 de septiembre de 2014

Chateaubriand .050

El chateaubriand es, de todas las carnes emparrilladas, la más suculenta.
En realidad se trata tan sólo de un enorme bistec de solomillo.
Muchos opi­nan que el chateaubriand ha de tener un peso neto de 800 g como mínimo.
Nosotros no somos de este parecer, pues siendo tan grueso es muy difícil em­parrillarlo en punto: o queda crudo en el centro o hay que turrarle la corteza para que el calor penetre dentro.
Nuestro sentir es que el chateaubriand no pase de cuatro centímetros de grueso.
Para el chateaubriand se escogerá un solomillo de vaca muy grueso y con poco gordo (si es delgado no sirve); se cortará en el centro, reservando las extremidades para otros guisos.
Una vez cortado el chateaubriand se le qui­tará la tira de carne que tiene el solomillo en un costado y se despojará per­fectamente de nervios y gordos, dejando el trozo en carne viva (para des­pojarlo es necesario un cuchillo muy fino y bien afilado).
Con el machete puesto de plano se dan unos ligeros golpes al filete, se coloca en un plato, se embadurna con aceite fino y se deja en un sitio fresco hasta el momento de emparrillarlo.

Nota.- Un chateaubriand de unos 400 g (peso neto) necesitará un eiuparri­llado de unos siete u ocho minutos para el primer lado, y de cinco a seis para el se­gundo, pues éste siempre se habrá asado algo por penetración; luego será conve­niente, aunque no indispensable, dejarlo en reposo al calor durante unos tres o cuatro minutos antes de trincharlo.

Una vez asado, se corta en tres pedazos, se coloca en una fuente calenta­da, se salsea con salsa Chateaubriand y se sirve, enviando a la vez unas patatas souflee o salteadas con mantequilla.

Carnes - 05. - 050

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