Se avían como es debido: se ponen en una cacerola a
remojo con el vino blanco y el jugo de dos limones, y tomillo, y yerbabuena.
Pasada una hora, más o menos, se sacan, se escurren
bien, se untan con manteca fresca de vaca, procurando que no queden pegotes, se
espolvorean de sal y pimienta.
Se envuelven en papel de estraza, bien untado de manteca,
se ponen en una fuente ovalada de barro, y de cabeza al horno.
No hay que decir que, al llevarlas a la mesa, en la
misma cazuela, se les quita el papel.
Aves y caza - 03 .049
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