En un puchero de barro a la lumbre, con caldo
graso o de vigilia, se echan a cocer unas patatas con su piel
Cuando estén -se nota porque se puede hundir
un dedo o pinchando con un alfiler entra facilmente- se escurren; se les quita
la piel, se cortan en rodajas como el canto de un duro y se ponen en una fuente
Se apañan con sal y un espolvoreo de pimentón
rojo picante y se aderezan y componen con un ajillo picao, unos trocillos de
cebolleta y perejil, unas gotas de vinagre, una buena chorretada de aceite
crudo y unas tiras, lomeras, de sardinas arenques "asás"
Nota: Lo que, por contraste,
llamábamos en tiempos "la tia guarra" fué una célebre guisandera, más
limpia que los chorros del oro, que cocinaba en un pueblecito de la campiña
pasiega de nuestra Alcarria ¡Mi querida e inolvidable "tia guarra" !
Fuente:
Alfredo Juderías
Entrantes - 11. - 031
No hay comentarios:
Publicar un comentario