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martes, 7 de mayo de 2013

Salsa blanca (7)

Es el acompañamiento ideal para los platos en los que la base de los mismos es el producto de donde procede el caldo. Se trata de una salsa bechamel, pero confeccionada con un caldo o fondo en lugar de leche.
Se prepara por el procedimiento roux, es decir, mezcla de grasa y harina cocidos lentamente para que la harina no se queme. En una sartén se derrite la mantequilla, se mezcla la harina (a partes igua­les) y se cuece a fuego lento mientras se remueve constantemente con una cuchara de madera. Al cabo de 2 o 3’ se añade al roux el liquido caliente o frío. Se bate vigorosamente hasta conse­guir una salsa suave. Se dejará que hierva a fuego lento unos 5’ y se sazonará al gusto.
Una salsa blanca simple puede transformarse en diferentes tipos de sabrosas salsas.
Si el roux es mojado con leche, se hace la salsa bechamel, que se utiliza en croquetas, panes o timbales de pollo. En realidad, la bechamel, al igual que la mayonesa, combina con muchos alimen­tos, y puede ser una buena y apetitosa manera de hacer tomar leche a los niños o a las personas que de otra manera no les agrada.
Para albóndigas, suflé, pan de carne y canelones, la pulpa o jugo de tomate sustituye a la leche, o entra a partes iguales con ella en los platos de pasta italiana, haciendo una bechamel rojiza y sabrosa.
En verduras y platos de huevo, a la salsa blanca suele añadírsele media taza de queso rallado, fresco y cremoso.
Para platos de pescado, a la salsa blanca se le agregan dos hue­vos duros picados, que con un poco de perejil, da presencia y sabor al pescado hervido o cocinado al vapor.

31. Salsas - 032

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