Se escogen las uvas lo más duras posible, grandes y
maduras; se limpian cuidadosamente a fin de no estropearlas, y, una vez preparadas
de este modo, se introducen en un almíbar hecho a punto de caramelo, y se van
colocando con simetría en la fuente en que se han de servir.
Esta misma fórmula puede emplearse para los fresones
y otras frutas.
Conservas y embutidos - 07. - 046
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