En una cazueleja de barro a la lumbre, con una pella
de manteca de puerco, echamos a freir una loncha de jamón, otra de tocino y
una rebanadilla de pan candeal, cada cosa a su aire.
Ya bien aviao el pollo, o los pollos, y untados de
manteca, se rehogan en la grasa de la cazuela: cuando estén doradas, se bañan
con caldo, se añade la cebolla y un par de ajillos tronchaos, y se dejan cocer
hasta que se ablanden.
Entonces, menos el pollo, lo pasamos todo bien
escurrido a un mortero y lo majamos.
Se desata con caldo, se cuela sobre el pollo y se deja
cocer unos minutos, dándoles el último hervor.
Aves y caza - 03 .049
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