Se escogen unas manzanas pequeñas y duras; luego se
pesan poniendo el azúcar y la fruta en la misma proporción. Se pelan bien las
manzanas, dejándoles sólo el tallo, y se echan en agua cuando está en
ebullición; para saber si están bien cocidas se introduce en ellas una aguja
gruesa, que ha de penetrar con facilidad; luego se sacan del agua hirviendo,
pasándolas rápidamente a otra fría y en ella se dejan hasta el día siguiente,
que se pondrán a escurrir, haciendo el almíbar a buen punto, dejándole enfriar
para juntarle con la fruta, poniéndola después a cocer a fuego lento hasta que
la manzana tome un bonito color, quedando muy entera y el almíbar a punto algo
subido.
Conservas y embutidos - 07. - 046
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