Para 4-6 personas
1 pollo de 1,500 kg. como mínimo
75 grs. de mantequilla
1/2 cda sopera de harina de trigo
1/2 botella de cava
Sal
Pimienta
Una vez bien desplumado y
eviscerado el animal, salpimentadlo generosamente por su interior. Atadlo luego
con un bramante para que se esté quietecito durante la cocción.
Poned el horno a temperatura media.
Alcanzada ésta, poned en la fuente en que vayáis a hacer el asado 50 grs. de
mantequilla.
Cuando ésta se haya fundido, sacad
la fuente y depositad en ella el pollo en cuestión, dándole vueltas para que se
embadurne de aquella por todos lados. Subid la temperatura hasta 200º y meted
de nuevo la fuente en el horno. Dejad que se haga durante una hora. (OJO: todos
los hornos son distintos, no me cansaré de decirlo, y por tanto los tiempos de
cocción son estimativos: un 10/15% en más o en menos es perfectamente posible,
a voluntad del cocinero/a. Por ello éste/a habrá de estar al loro para ver cómo
evoluciona su guiso y no consentir que se torrefacte ni tampoco que no llegue a
dorarse).
10’ antes de que finalice la
cocción del pollo, calentad un plato y depositad en él la mantequilla sobrante,
para que se funda. Mezclad-la bien con la media cda de harina.
Sacad el pollo, una vez bien dorado
y hecho, del horno.
Quitadle el bramante con que le
habíais atado y dejadlo en la fuente de servir (el pollo, no el bramante).
En la fuente en que hayáis
efectuado la cocción, verted el cava, rascando el fondo con una cuchara de
madera para disolver los jugos que allí hayan quedado. Dejad reducirse despacio
al horno el líquido resultante. Cuando la salsa haya tomado un agradable color
marrón, añadid la mantequilla enharinada: movedla bien con la cuchara de madera
y dejad cocer el todo cosa de 5’ más.
La salsa irá en una salsera
(precalentada) que acompañará en la mesa al pollo (el cual, como es lógico, no
habremos dejado que se enfríe).
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