Después de derretida la manteca
suficiente para el guiso, se ponen pedacitos de tocino a freír, en donde se
coloca el conejo a pedazos para que se dore, y, una vez dorado, se le añaden
unas cebollas bien pequeñitas, unas cuantas setas que antes se habrán puesto a
remojar en vinagre, un poco de harina, un ramito de perejil, laurel y tomillo,
vino blanco seco, caldo del puchero, si es posible, lo suficiente para
cocerlo; se machaca en el almirez un pedazo de hígado del mismo conejo, unos
granos de ajos asados, y, esto desleído, se echa en la cazuela que cueza a
fuego lento hasta que quede en su punto.
05. Carnes
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