La langosta viva se parte a tajadas, en
cacerola que tendrá igual cantidad de aceite que de manteca; con cuidado que
el agua de la langosta se junte a las grasas. Se agrega salsa de tomate y una
cucharada de harina y pimienta; se rehoga todo bien con media botella de vino
blanco, se deja espesar un poco y puede servirse. Es un plato exquisito.
16. Mariscos
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