3/4 de
kg. de fabes; 2 chorizos; 2 morcillas; 3 trozos de: jamón, tocino y lacón;
azafrán y sal.
Inútil resultaría el uso de palabrería en
la exaltación de nuestro plato más universal, de cuyo sabor glorioso no se
duda ni en Pekín. Pasemos, pues, a una breve descripción de una fórmula
sencilla para realizarla.
En principio, dejaremos les tabes a
remojo la noche anterior a la preparación del plato; operación que también
haremos con el jamón y el lacón, en otro recipiente. Realizado esto, pondremos
les tabes a cocer en agua fría, que debe tan sólo cubrirlas, junto con todos
los ingredientes citados, excepto el azafrán. Es muy importante procurar que el
proceso sea lo más lento posible y, cuando les
fabes estén ya un poco abiertas, se añade el mencionado azafrán, mientras
que a medida que se vayan secando se les va añadiendo agua fría. Daremos por
concluido el proceso cuando les fabes
«estén suaves como la manteca».
Muchas «consejas de viejas» pueden darse
sobre este exquisito plato, mas el único consejo que me atrevo a darles es que
lo coman cuantas más veces mejor.
18. Guisos
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