Se cogen los tomates de
la corteza gruesa y de poca semilla, si puede ser de estos que tienen forma de
pera ; puestos en un lebrillo, se les echa agua hirviendo hasta que suelten la
piel; se abren los tomates con cuidado de no desbaratarlos, se limpian bien de
adentro para quitarles la semilla con agua fría, y luego se ponen a escurrir.
Se hace el almíbar, poniendo la mitad de la cantidad de azúcar de la pasta que
se tendrá ya pesada; en el almíbar, después de purificado, se le añade canela
entera y unos clavos de especia enteros; cuando hierve, se coloca el tomate; es
muy conveniente, cuando se vaya a colocar en el almíbar, ir secándolos con un
paño. Se deja hervir a fuego lento, hasta que tome punto.
36. Postres
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