Limpias con un paño, sin mojarlas, se
echan en un lebrillo con abundancia de sal; a las pocas horas se colocan en la
jarra con una capa de sal, otra de setas bien cubiertas de sal, otra de setas
hasta terminar con sal, quedando el jugo que han soltado en el lebrillo. Así
pueden conservarse un año.
50. Conservas
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