Print Friendly and PDF

Translate

lunes, 3 de diciembre de 2012

Lenguas de bacalao a la vizcaína o en salsa roja

Lenguas de bacalao, 2 cdas de manteca, pimientos, 1 vaso de aceite, 2 cebollas grandes, un poco de pimienta, 1 rama de perejil, un buen pedazo de jamón, 2 yemas de huevo cocido, sal, azúcar y grasa de tocino.

Puestas a remojo de víspera, se dejan las Lenguas en agua limpia hasta que esté preparada la salsa, y se cuecen antes de introducirlas en ella. Los pimientos se ponen también a remojo de víspera, uno por tajada; si son muy grandes, alguno menos. En una sola cazuela no deben ponerse más de ocho o diez tajadas, doce a lo sumo, pues la salsa aumenta mucho. Se pican muy menudo tres cebollas grandes, de las rojas rosadas pálidas, y se ponen a freír en una cazuela con dos cucharadas de manteca, un vaso de aceite, un poco de pimienta fina, una rama de perejil (que se tiene cuidado de retirar antes de que se deshaga) y un buen pedazo de jamón. Se deja freír lentamente hasta reducirse y dorarse todo ello, unas tres horas, al cabo de las cuales se añade agua hirviendo y se tiene seis horas al fuego hasta que espese. Hecha la salsa y bien espesa, pues de lo contrario se le quita el agua, se pasa por colador corriente, sin el jamón. Se limpian y desvenan los pimientos; se majan en el mortero y también se pasan. Se vuelven a majar los pellejos con un poco de miga de pan; se les echa un poco de agua (con cuidado de que no se vaya la mano, pues la salsa debe quedar espesa) y se pasan también los pellejos majados. Se majan y se deslíen un poco dos yemas de huevo cocido que también se pasan y, revuelta toda la salsa, se pasa otra vez toda ella por colador más cerrado a fin de que resulte muy fina y espesa. Se le echa sal, azúcar y bastante grasa de tocino derretido y un poco enfriado. Se pone en la cazuela, en que ha de hacerse y servirse, una cucharada de manteca, la que reciba la salsa siempre que se vea que al batir queda como seca y sin grasa. Se bate continuamente, echándole un polvo de azúcar, si se le encuentra un deje amargo, o de sal cuando se note que está sosa. Se repite la prueba hasta notar que la salsa está en su punto, pues, al batirla, se renueva la superficie y es preciso que toda resulte en el mismo punto. Es difícil acertar a la primera, pues no todas las cebollas son del mismo dulzor, ni todos los pimientos tienen lo mismo de amargos. Convienen, por lo tanto, regularlo poco a poco.
La grasa de tocino derretido le da mucha gracia. Es preciso quitarle bien la sal y el pellejo antes de derretirlo en la sartén. No deben emplearse mantecas de pollo asado, pues pone el guiso salado. También suaviza la salsa un poco de mantequilla. Tener mucho cuidado en que no se agarre al hervir, pues, si se quema, toma gusto acre. Se debe tener cuidado de hacerlo todo al calor del hornillo para evitar que se agarre. Una vez hecho, ponerlo sobre agua hirviendo y despegarlo con un cuchillo.
Los pimientos, a fin de temporada, hacen la salsa más oscura y necesitan más yemas de huevo para aclararla; los recién nuevos la hacen más clara y conviene mezclarlos. Las cebollas nuevas son demasiado dulces y las últimas de la temporada demasiado amargas.
Si se desea una salsa picante, se le añade cayena o guindilla.

Lenguas de bacalao

15. Pescados - 022

No hay comentarios:

Publicar un comentario