Los caracoles se tienen que lavar muchas
veces con agua y vinagre, hasta quitarles la baba; cuando están limpios, se
hierven con sal. En una cazuela se pone aceite y bastante cebolla muy picada;
cuando está dorada, se echan los caracoles sin caldo, dándoles vueltas para
que tomen el gusto de la cebolla; se machacan unos ajos con un poco de galleta
molida y el picante que uno quiera, pero este plato necesita estar fuerte de
pimienta; con el caldo en que se han hervido los caracoles se deslíe la picada
y se echa en la cazuela, y se deja hervir un rato para poderlos servir.
14. Entrantes
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