Elegir unas buenas sardinas y sin tocarlas
-dejarlas con cabeza y tripa- se frotan con un paño blanco, se espolvorean con
un poco de sal gorda, se untan un poco con aceite crudo y
Se ponen en una parrilla, previamente
engrasada y caliente, sobre brasas bien encendidas de carbón de encina o, si no
hay otro remedio, a la plancha
No hay que decir que cuando estén asadas por
un lado, hay que darles la vuelta para que se doren por el otro
Nota: Las sardinas asadas -decía
Julio Camba- no deben comerse nunca con tenedor sino cogiéndolas con los
dedos.
Fuente:
Alfredo Juderías
Pescados y mariscos - 21. - 031
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