Las anchoas se limpian de las tripas y
cabeza, sin mojarlas; se tiene un pote de cristal y se van colocando por capas,
una de sal, otra de anchoas, hasta llenar el pote, que tiene que acabar con
sal, y bien cubiertas, que el agua que suelta la sal es lo que las conserva.
A los cuatro meses pueden empezarse a
comer.
15. Pescados
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