Con el
bastón se hace un bollo al que se le incorpora un poco de aceite (por cada kilo
de masa una cucharada) para que la masa pueda ligarse bien y después de
trabajarla un poco se dejará descansar 10’. Se cortan bollos de 50 g cada uno y
después de estirarlos con la brilla se les pasa una mano de grasa de cerdo.
Hecho esto, se arrollan y se les da unas vueltas en forma de espiral
acondicionándolas en latas. Una vez que tengan su punto se rocían con agua y se
hornean, espolvoreándolas al salir con azúcar impalpable.
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