En primer lugar, coceremos y limpiaremos
los sesos. Por otro lado, batiremos un huevo y lo salaremos. Con la harina, un
poco de agua y un poquito de pimienta formaremos una pasta espesa, que uniremos
con el huevo, mezclán-dolo todo bien.
Mientras tanto, pondremos en una sartén
la manteca y, cuando esté hirviendo, echaremos los sesos, previamente rebozados
en la pasta anterior.
Una vez dorados, los retiraremos y ya
podremos disponernos a comerlos.
24. Despojos
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