Pongo una cazuela de barro, a la lumbre, con aceite
bueno, y echo a freir unos trocejos de tocino de jamón, de puntas, para que se
tuesten.
Entonces, los retiro y en la pringue que queda, rehogo
la gallina ya aviada, sazonada en condiciones y partida en trocejos.
Le viene bien freir, al mismo tiempo, unas cebollas y
una rameja de perejil.
Cuando los pedazos estén dorados, se pasan,
acompañados de la cebolla, a una cacerola.
Echo una chorretada de vino blanco, alguna especie que
tenga a mano y, si hace falta para cubrir el guiso, un cacillo de caldo del
puchero,... y nada más.
Dejar que se vaya haciendo a fuego manso, y en paz.
Aves y caza - 03 .049
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