250 g de
orejones, 250 g de azúcar.
Se dejan en remojo los orejones por un día, se cuecen
y una vez enfriados se licúan con el azúcar y se vuelve a cocinar, revolviendo
continuamente hasta que tenga cierta consistencia.
Los orejones pueden ser de damasco, o cualquier otra
fruta.
Conservas y embutidos - 07. - 033
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