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sábado, 17 de mayo de 2014

Huevos de engaño .031

"En una olla grande con agua hirviendo pon los huevos que ne­cesites y procura que no pare de hervir. En las cocinas de Palacio se usan unos artísticos reloxes de arena para medir el tiempo que han de estar estos los huevos en el agua hirviendo; pero si no lo tuvieres, tan luego los metas en el agua reza por tres veces, un Padre nuestro, un Avemaría y una salve. En cuanto termines los sacas y los pones en agua fria lo más que pudieres y pasado un buen tiempo los descascarás con sumo cuidado para que que­den bien enteritos
Aparte, mitad manteca de puerto y otra mitad de aceite, lo pones en una vasija y le añades leche y harina y menudos trozos, cortados de pechuga asada de gallina y otros de setas de monte, bien blanqueadas y cocidas, y sazona con sal, pimienta y nuez
Coloca los huevos en una vasija de horno, pon encima esta salsa y mételo en él para dorarlos. Estos huevos se llaman de engaño porque lo mantienen doble: es lo primero por que sí, para aca­bar pronto rezas con priesas las oraciones, saldrán los huevos sin cuajar el blanco y no los podrás descortezar sin romperlos; y es lo segundo que de nada te habrán tampoco servido las oraciones, pues de rezos mascullados están los infiernos empedrados
Todavía es mayor el engaño porque cuando los partes parecién­dote que los huevos están duros te encuentras con la yema tierna"

Nota: Receta tomada del libro Conduchos de Navídad, de Francisco Martínez Mon­tiño, Cocinero Mayor del Rey Felipe II Alicante, MDLXXXV

Fuente: Alfredo Juderías

Huevos y tortillas - 16. - 031

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