Se llaman
así, en algunos pueblos de Castilla la Vieja, a los que ponen las gallinas el
día de Jueves Santo
Se echan a cocer en un cazo con agua
hirviendo, unas hojas de romero y un chisquete de aceite
Al día
siguiente se les mete el diente, como antemesa, partidos a lo largo en dos
mitades y espolvoreados con un picadillo, así como una especie de salsa
vinagreta o, humilde e inocentemente, con sal y un hilillo de aceite crudo
Fuente:
Alfredo Juderías
Huevos y tortillas - 16. - 031
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