Después de muertas y bien
desangradas se zambullen durante medio minuto en agua hirviendo, sujetándolas
por las patas de modo que queden bien escaldadas por todos lados.
Esto facilita de tal
forma el desplume, que las plumas se desprenden casi solas.
Tiene, además, la ventaja
de enternecer las aves; ahora bien: esto no conviene si se han de conservar,
pues también adelanta la descomposición.
Aves y caza - 03 .050
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