En un cazo se baten dos docenas de
huevos, con 100 g. de azúcar; al quedar bien batidos se añade medio litro de
aceite fino y 800 g. de harina. Se echa sobre el mármol y se trabaja mucho la
pasta, hasta que quede todo bien mezclado.
Entonces se marcan las rosquillas,
que se irán colocando en placas, que de antemano estarán untadas de manteca,
cociéndolas luego a horno que esté fuerte.
En un perol se hace un jarabe de 25
grados, que se trabajará con una espátula de madera hasta que empiece a
empanizarse un poco. Se glasea rosquilla por rosquilla con dicho azúcar,
colocándolas encima de una rejilla de alambre a escurrir; cuando están frías se
despegan.
Pasteleria - 19. - 037
No hay comentarios:
Publicar un comentario