Como siempre, ya desalados, en remojo y bien
secos, unos trozos se pasan por harina y se frien en una sartén a la lumbre
con aceite hasta casi dorarlos
Después se pasan a una fuente de barro y en
ese aceite, que quedó en la sartén, se hace un sofrito con un diente de ajo
partido, media cebolla troceada, una ramilla de perejil, una lata pequeña de
tomate, una uña de pimienta y un poquejo de guindilla
Volcar en la fuente, paladear de sal y dejar
que de un hervor
Fuente:
Alfredo Juderías
Pescados y mariscos - 21. - 031
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